HELADO DE QUESO Y NUECES

RECETA DE HELADO DE QUESO Y NUECES

Ya tenemos aquí el verano, parecía que nunca iba a llegar, pero ha llegado y con mucha fuerza, poco apetece meterse en la cocina para hacer recetas muy elaboradas, aunque echando un vistazo por internet hay recetas que son apetecibles todo el año. Hoy me he metido en la cocina a hacer un helado de queso y nueces, que se prepara en un plis-plas, así que no tenemos excusa para no hacerlo, además con estos calores apetece un montón, ¿te animas a prepararlo?, ¡Venga, vamos!

Dando vueltas a mi cabeza y pensando, pensando, hace unos días publicaba una receta de pastel de queso, nueces y membrillo, el queso era muy especial, era queso del Roncal que tenía del viaje que hice al Valle del Roncal, entre los productos que se elaboran derivados del queso hay una crema de queso con pacharán que esta para empezar y no parar, quería hacer una receta especial con el y mira por donde me surgió preparar este helado con nueces, que no podeis imaginaros como esta 😋

Además de este helado en el blog podéis encontrar variedad de helados, desde los preparados con Thermomix, con heladera, o los preparados de manera artesanal, todos ellos riquísimos y preparados en cero coma y lo principal, muy apetecibles para el tiempo que tenemos, yo podría estar comiendo todo el día helados.

Hasta hace poco utilizaba azúcar para preparar los helados, pero desde que he descubierto que sustituyendo una tercera parte de azúcar por azúcar invertido, los helados no se cristalizan y preparar el azúcar invertido en casa es muy fácil, tanto de manera tradicional, como en Thermomix, además te dura muchisimo tiempo.

El origen del helado es muy incierto, aunque pese a ello, se puede fijar como origen probable del helado la presencia de bebidas heladas o enfriadas con nieve o hielo en las cortes babilónicas, antes de la era cristiana.

En el 400 a. C., en Persia, un plato enfriado como un pudín o flan, hecho de agua de rosas y vermicelli (o cabello de ángel), se asemejaba a un cruce entre un sorbete y un pudín de arroz, el cual era servido a la realeza durante el verano. Los persas habían dominado ya la técnica de almacenar hielo dentro de grandes refrigeradores, enfriados de forma natural, conocidos como Yakhdan. Estos almacenes mantenían el hielo recogido durante el invierno o traído de las montañas durante el verano. Trabajaban usando altos receptores de viento que mantenían el espacio de almacenado subterráneo a temperaturas frías. El hielo era luego mezclado con azafrán, frutas y otros sabores variados.

Por otra parte se dice que el rey de Macedonia, Alejandro Magno, y el emperador romano Nerón enfriaba sus jugos de fruta y sus vinos con hielo o nieve traídos de las montañas por sus esclavos.

En China, el Emperador Tang de la Dinastía Shang, tenía un método para crear mezclas de hielo con leche. Desde China esta receta pasó a la India, Persia y después a Grecia y Roma. Pero es precisamente en la Italia de la Baja Edad Media cuando el helado toma carácter de naturaleza en Europa; el navegante Marco Polo en el siglo XIII, al regresar de sus viajes a Oriente, trajo varias recetas de postres helados usados en Asia durante cientos de años, los cuales se implantaron con cierta popularidad en las cortes italianas.